lunes, 26 de marzo de 2007

RECONSTITUCION DE TEJIDO SOCIAL I

Una introducción

Por lo general establecer o crear una organización social, o una serie de ellas en un lugar determinado de nuestro país, no suele ser un esfuerzo que requiera de mucha inversión de energía, menos aun en una época en que los vínculos, la comunicación y la información son medios accesibles en comparación a los años 80, o incluso los 90. Vivimos en una sociedad de redes, redes sociales, redes comunicacionales, redes de apoyo etc., lo que a su vez también tiene su arista peligrosa aunque no es este el sujeto de esta reflexión.

Sin embargo reconstituir un tejido social, que por cualquier razón, ha sido destruído, sofocado o aislado con anterioridad no es una tarea igual de fácil, los líderes sociales o agentes organizativos chocan de frente con altos niveles de desconfianza por parte de los pobladores y dependiendo del lugar donde se desarrolle esto, puede ser una situación muy desagradable.


Las desventajas

Imagen y autoimagen del dirigente social

Sabemos que hoy en día contamos con un acompañamiento que significa en palabras concretas "llevar la municipalidad a los vecinos" y comprendemos que tenemos una herramienta de primera clase en lo que significa acceder a información, recursos financieros, y asesoría, eso lo hemos palpado definitivamente al tener en terreno el apoyo de nuestro municipio a través de sus Asistentes Sociales, sin embargo hay cosas que son vitales y en las cuales, aun cuando tengamos un fuerte apoyo de la administración municipal, encontramos una gran dificultad para avanzar, una de ellas es el miedo, miedo a enfrentar problemas, miedo a implementar, miedo a trabajar en equipo, miedo a todo lo que signifique asfixiarnos a través de tareas que no van en directo beneficio de nosotros, sino en beneficio de todos, pues los compromisos adquiridos, especialmente por parte de los equipos de trabajo significan -la mayor parte de las veces-, abandonar tareas familiares o domésticas que son también necesarias.

A qué apuntamos?, apuntamos a que la falta de "dirigencia social" no está supeditada exclusivamente a la falta de recursos, no en este caso en particular, porque los hay, sino a una promoción del "rol" del vecino dirigente social.

No hay imagen social, a nivel nacional, más desgastada, esclerótica, complicada y sin beneficios, que la de un dirigente vecinal, en este sentido sabemos que hay muchos dirigentes vecinales buenos, hay capacitación y formación, hay apoyo a dirigentes vecinales, pero no nos referimos a ello, nos referimos a los problemas de imagen y autoimagen que convierten el rol del dirigente social en un rol poco deseado por quienes realmente tienen mucho que aportar a la construcción y reconstrucción de tejidos sociales.

El miedo a sí mismo y a los demás

A la hora de escoger directivas en los grupos sociales, toda la asamblea tiembla, como cuando en el liceo el profesor debía escoger a alguien para interrogarlo en el pizarrón delante de los compañeros, los que pueden le hacen el quite, nadie desea asumir responsabilidades, no precisamente por falta de voluntad o capacidad, sino por algo terrible que sólo ellos saben qué es; dudamos en todo caso, de que se trate de la cantidad de responsabilidades, pues una organización social bien constituída en base a equipos de trabajo no tiene problemas de sobrecarga de responsabilidades, todo se hace por teléfono, correo electrónico y es raro tener que llegar al municipio a hacer algo muy engorroso, pues primero se afinan los contactos antes de llegar a perder el tiempo y esto se hace a través de comunicaciones y contactos, las que precisamente hoy abundan.

Continuará (JCPI)

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