viernes, 25 de mayo de 2007

RECONSTITUCION DE TEJIDO SOCIAL PARTE II


Desventajas o resistencias en el proceso de reconstitución del tejido social parte II


En nuestro capítulo anterior terminamos hablando acerca de las desventajas de ser dirigente social, desventajas siempre más que ventajas que terminan convirtiendo la idea de participar comunitariamente en algo para nada deseado en especial ante la inexistencia de estímulos para ser dirigentes sociales y la escasa oferta de capacitación en este sentido; pero a ello debemos sumar además otros elementos como los siguientes:



El poblador, vecino o ciudadano común no encuentra sentido a organizarse, pues sus necesidades básicas “meridianamente satisfechas” y un contexto comunicacional agresivo orientado al consumo, a la inactividad social entregando pautas que exacerban el individualismo y a dar una imagen de seguridad -que en términos reales no existe- lo mantienen en una especie de matriz que no le permiten vislumbrar claramente las necesidades concretas de la participación comunitaria.



Se sienten amenazados, creen que serán perjudicados en sus vidas ya planeadas y orientada a conseguir recursos para sobrevivir por la introducción en ellas de factores que implican la inversión de un tiempo y responsabilidades sociales que no están dispuestos a ceder en pro de otros, pues para ello existen instancias de gobierno cuyo rol es precisamente ese, lo cual nos ilustra simultáneamente sobre la percepción y visión de un estado paternalista y visto desde abajo como enquistado aun en la conciencia del poblador y ciudadano en general, situación que en todo caso, en muchas esferas es efectiva y real. ¿Para qué vamos a organizar y participar si es el deber del gobierno y autoridades solucionar los problemas que nos aquejan?, parece ser el argumento central en este caso.

El temor local residual y generacional que, no en vano luego de 17 años de dictadura, proyecta la asunción del rol de participante o dirigente de una organización social, temor a asumir sus responsabilidades, temor a la resistencia de los demás, temor a sí mismo, al fracaso social de la agrupación, lo que también nos da una idea sobre la vaga y equivocada percepción que se tiene hoy en día de ser dirigente o líder social, concepto que a su vez, ha evolucionado bastante.




Entre varios otros factores, la acumulación de capital social inverso y pasivo que, capitalizado hoy en día por corrientes ideológicas determinadas, obedeciendo a parámetros de expansión, desplazamiento y redistribución tanto del poder central global como del capital mundial transnacional sumado a la profundización de un modelo no solamente económico propugnado por ambos, se está incrementando lo cual es visible hoy gracias a manifestaciones como el aletargamiento y aplastamiento de la capacidad de intervención y movilidad de Organizaciones Comunitarias. Estas corrientes, hoy en día, han optado por priorizar e instalar el debate político ideológico en un área nueva, el campo de los mass media a niveles corporativos, masivos y globales con nuevas armas y herramientas de las cuales ellos son diseñadores, propietarios y, hasta el momento, los conocedores portadores o manipuladores mayoritarios .





A propósito de lo anterior, la tardanza inexplicable que se ha producido en la implementación del objetivo transversal del programa de gobierno relacionado con el incremento de los niveles participativos en la ciudadanía, tanto por parte de los propios partidos de la concertación como de los gobiernos locales y regionales afines.

Finalmente y como una de las componentes más significativas el hecho de que Chile con sus características propias es un país en pleno proceso de cambio, por demás inserto en un mundo en proceso de cambio en cuyo contexto las individualidades o el proceso de individuación es lo más importante y lo más exaltado, los individuos no son de una vez y para siempre trabajadores o empresarios, como tampoco ecologistas o intelectuales, nadie es naturalmente de un país o una clase o una religión, ni siquiera de un género y no una vez sino varias, como sostiene Eugenio Tironi, un contexto en que las instituciones han sido sustituidas por el escenario.